Devoción de las Tres Avemarías
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El Cielo se abre
Con la práctica de
Las Tres Avemarías

DEVOCION DE LAS TRES AVEMARIAS

Uno de los medios más eficaces de salvación, y uno de los signos más seguros de predestinación, es la devoción a la Santísima Virgen María. Todos los Santos Doctores de la Iglesia son unánimes en decir, con San Alfonso María de Ligorio: "Un siervo devoto de María nunca perecerá". Lo más importante es perseverar fielmente en esta devoción hasta la muerte.

Numerosos ejemplos nos demuestran que la Divina Madre ve con buenos ojos la Devoción de las Tres Avemarías. Y¡cuantas gracias concede, durante la vida y a la hora de la muerte, a aquéllos que no omiten la devoción, ni siquiera por un día!

Esta práctica le fue revelada a Santa Matilde (Siglo XII1) mientras ella pedía a Nuestra Madre Bendita que le asistiera en la hora de su muerte. Nuestra Señora se le apareció y le dijo: "Ciertamente que haré lo que me pides. Pero también quiero que me reces Tres Avemarías todos los días."

"La primera Avemaría será en honor de Dios Padre, Cuya omnipotencia colocó mi alma bien alto - arriba del alma de cualquier otra criatura - y que me concedió, después de Dios Trinitario, el mayor poder en el cielo y en la tierra. A la hora de tu muerte, usaré el poder de Dios para alejar de ti cualquier poder hostil."

"La Segunda Avemaría deberá rezarse en honor del Hijo de Dios, Quién me comunicó Su sabiduría inescrutable. A la hora de tu muerte, llenaré tu alma con la luz de esa sabiduría de manera que toda la oscuridad de la ignorancia y el error sea disipada."

"La Tercera Avemaría será en honor de Dios Espíritu Santo, Quien llenó mi alma con la dulzura de Su amor, Su ternura y Su misericordia. En tu última hora, convertiré la amargura de la muerte en gozo y en dulzura divina."

Nuestra Madre Bendita también reveló a Santa Gertrudis La Grande: "A cualquier alma que, con toda devoción, rece las Tres Avemarías, prometo que, a la hora de su muerte, haré acto de presencia, con un esplendor tan extraordinario, que llenará su alma de consuelo celestial".

San Leonardo, misionero de Puerto Mauricio, incluido en la liturgia de la Iglesia Católica, recitaba las Tres Avemarías por la mañana y por la noche, en honor de María Inmaculada, para obtener la gracia de evitar los pecados mortales durante el día y durante la noche. Él prometió, de manera especial, la eterna salvación de todos aquéllos que demostraran ser fieles constantes en esta devoción. En el confesionario, él daba como penitencia la devoción de las Tres Avemarías, especialmente a aquéllos que luchaban en contra de pecados de impureza.

Práctica de la Devoción

Recite las Tres Avemarías, en la mañana y en la noche, en honor de los tres privilegios concedidos a Nuestra Madre Bendita por la Santísima Trinidad, haciendo la siguiente invocación:

(a) En la mañana: " ¡Oh Madre del Cielo libradme del pecado mortal durante este día"
(b) Por la noche: " ¡Oh Madre del Cielo, libradme del pecado mortal durante esta noche".

(El Papa San Pío X dio su Bendición Apostólica a la práctica de las Tres Avemarías, y la devoción fue alzada a 'Archicofradía de las Tres Avemarías' por el Papa Benedicto XV.)

EL AVE MARIA

"Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres, entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte". Amén.



La mayor caridad que podemos demostrar a nuestro prójimo es ayudarle a que salve su alma. Esto puede lograrse al distribuir este folleto.

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