CAPITULO VIII


REGLAMENTO DIARIO DEL CRISTIANO
  1. Si deseamos salvarnos, ¿qué relga de vida hemos de seguir?
  2. Hemos de seguir la regla de vida enseñada por Jesucristo.

  3. ¿Qué nos obliga la regla de vida enseñada por Jesucristo?
  4. Nos obliga a amar a Dios y siempre en todo momento odiar el pecado.

  5. ¿Cómo debemos odiar el pecado?
  6. Debemos odiar el pecado prometiendo no caer deliberadamente en él, ni por amor ni por miedo de cualquier cosa.

  7. ¿Cómo debemos amar a Dios?
  8. Debemos amar a Dios sobre todas las cosas, y con todo nuestro corazón.

  9. ¿Cómo aprendemos a amar a Dios?
  10. Aprendemos a amar a Dios, suplicándole que nos enseñe a amarle diciéndole:  "Oh Dios mío, enséñame a amarte".

  11. ¿A qué nos conducirá el amor de Dios?
  12. Nos conducirá a pensar qué bueno es Dios; frecuentamente nos llevará a conversar con El en nuestros corazones; y siempre nos conducirá a procurar complacerle en todo.

  13. ¿También nos manda Jesús que nos amemos los unos a los otros?
  14. Sí, también nos manda a amarnos los unos a los otros sin excepción, por amor a El.

  15. ¿Cómo hemos de amarnos los unos a los otros?
  16. Nos amamos los unos a los otros cuando deseamos toda clase de bien para ellos, cuando rezamos por ellos y sus necesidades, sin en ningún momento pensar en perjudicarlos o desearles mal, ni en pensamiento, palabra u obra.

  17. ¿También estamos obligados a amar a nuestros enemigos?
  18. Si, estamos obligados a amar a nuestros enemigos; no solamente al perdonarles, sino al desearles el bien, y al rezar por ellos.

  19. ¿Nos ha dado Jesucristo otro gran precepto?
  20. Si, nos ha dado otro gran precepto con estas palabras:  "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a si mismo, tome su cruz de cada día, y sigame" (Lc. 9,23).

  21. ¿Cómo hemos de negarnos a nosotros mismos?
  22. Hemos de negarnos a nosotros mismos por medio del sacrificio de nuestra propia voluntad, y yendo en contra de nuestros propios caprichos, inclinaciones, y pasiones pecaminosas.

  23. ¿Por qué estamos obligados a negarnos a nosotros mismos?
  24. Estamos obligados a negarnos a nosotros mismos porque nuestras inclinaciones naturales tienden al mal desde nuestra infancia; y, si no se corrigen por medio de la mortificación, nos conducirán, por cierto, al infierno.

  25. ¿Cómo hemos de cargar la cruz de cada día?
  26. Hemos de cargar la cruz de cada día sometiéndonos con paciencia a las labores y sufrimientos de esta vida corta, y soportándolos voluntariamente por amor a Dios.

  27. ¿Cómo hemos de seguir a Nuestro Amadísimo Señor Jesús?
  28. Hemos de seguirle pisando sobre sus huellas e imitando sus virtudes.

  29. ¿Cuáles son las virtudes principales que hemos de aprender de Nuestro Bendito Señor?
  30. Hemos de aprender de Nuestro Bendito Señor:  la mansedumbre, la humildad, y la obediencia.

  31. ¿Cuáles son los enemigos del alma contra quienes hemos de luchar todos los días de nuestra vida?
  32. Los enemigos de nuestra diaria lucha son: el diablo, el mundo y la carne.

  33. ¿Qué se quiere decir por el diablo?
  34. Por el diablo se quiere decir Satanás y todos sus ángeles que se rebelaron contra Dios y quienes siempre están procurando llevarnos al pecado, para que nos condenemos como ellos.

  35. ¿Qué se quiere decir por el mundo?
  36. Por el mundo se quiere decir las promesas falsas, las vanidades, las riquezas y los placeres de este mundo que nos alejan de Dios y de sus mandamientos.

  37. ¿Por qué se incluyen el diablo y el mundo entre los enemigos del alma?
  38. Se incluyen porque siempre están procurando, por medio de las tentaciones y atracciones y obras falsas, llevarnos a la condenación.

  39. ¿Qué se quiere decir por la carne?
  40. Por la carne se quiere decir nuestras propias pasiones e inclinaciones corrompidas, que son las más peligrosas de todos nuestros enemigos, porque nos destruyen a nosotros mismos.

  41. ¿Qué debemos hacer para impedir que los enemigos de nuestra alma nos arrastren al pecado?
  42. Para poder impedir que los enemigos de nuestra alma nos arrastren al pecado, debemos ser vigilantes, y debemos rezar a luchar enérgicamente contra sus invitaciones y tentaciones.

  43. En el combate contra el diablo, el mundo y la carne, ¿de quién debemos de depender?
  44. Debemos de depender no de nosotros mismos, sino sólo de Dios.  "Todo lo puedo en Aquél que me conforta" (Flp. 4,13).