CAPITULO III
No, la Fe sola no salvará. Hace falta las buenas obras para asi ser salvados. La Fe y las obras buenas nos salvarán; también necesitamos la Esperanza y la Caridad.
Es un don sobrenatural de Dios, por el cual firmemente confiamos en que Dios nos dará la vida eterna y todos los medios necesarios para obtenerla, si cumplimos con lo que El nos exige.
Porque es infinitamente bueno, poderoso, y fiel a sus promesas.
No podemos hacer ninguna obra buena por medio de nuestra propia voluntad que contribuya a nuestra salvación; siempre es necesario el auxilio de la gracia de Dios.
La gracia es un don sobrenatural de Dios, libremente concedida sobre nosotros para nuestra santificación y salvación
Debemos obtener la gracia de Dios principalmente por la oración y los santos Sacramentos.
Orar es elevar la mente y el corazón a Dios.
Elevamos nuestra mente y corazón a Dios al pensar en El con un acto profundo de adoración y alabanza y agradecimiento; y al pedirle toda bendición de alma y cuerpo.
Los que en sus oraciones ni piensan en Dios ni en lo que están diciendo no rezan bien; más bien pueden ofender a Dios, si sus distracciones son voluntarias.
El "Padre Nuestro" es la mejor de las oraciones.
El Padre Nuestro fue compuesto por Nuestro Señor Jesucristo.
Padre Nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. El pan nuestro de cada día dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tentación; mas líbranos del mal. Amén.
Llamamos a Dios mismo "Padre Nuestro".
Porque es el Padre de todos los cristianos, quienes por medio del Bautismo se convirtieron en hijos adoptivos de El.
Si, Dios es también el Padre de todo el género humano porque creó a todos los hombres, amándolos con amor eterno.
Decimos Padre "Nuestro" y no Padre "Mío", porque siendo hermanos, todos debemos rezar no solamente por nosotros mismos, sino por todos los demás.
Pedimos que Dios sea conocido, amado, y servido por todas sus criaturas.
Pedimos que Dios venga y reine en los corazones de todos en el mundo por medio de su gracia, y que nos lleve a todos después de esta vida a su reino celestial.
Imploramos que Dios nos dé la capacidad, por medio de su gracia, de hacer su voluntad en todas las cosas, como lo hacen los Bienaventurados en el cielo.
Cuando decimos: "El pan nuestro de cada día dánosle hoy", pedimos que Dios dé diariamente todo lo que es necesario para el bienestar de nuestra alma y nuestro cuerpo.
Decimos y pedimos a Dios que nos perdone nuestros pecados en la medida que nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
Pedimos que Dios nos conceda la gracia para no caer en la tentación.
Pedimos que Dios nos libre de todo mal, tanto del alma como del cuerpo.
Si, deberíamos pedir a los Ángeles y a los Santos a que intercedan por nosotros, porque son nuestros intermediarios, amigos y hermanos, y sus oraciones tienen gran poder ante Dios.
Si, por medio de las palabras de Cristo cuando dijo: "Os digo que así se alegrarán los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente" (Lc. 15,10).
Es el Avemaría.
Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
El Angel Gabriel y Santa Isabel, inspirados por el Espíritu Santo, compusieron la primera parto del Avemaría.
La Iglesia de Dios, inspirada en el Espíritu Santo, compuso la segunda parto del Avemaría.
Porque el Avemaría nos recuerda la Encarnación del Hijo de Dios; y con ella honramos a Nuestra Señora, la Madre de Dios y Madre nuestra.
También debemos rezar el Avemaría para pedirle a Nuestra Señora que interceda por nosotros en todo tiempo, especialmente para que nos acompañe en la hora de nuestra muerte, así como acompañó a su Divino Hijo.
Porque ella es la Madre de Dios Inmaculada, concebida sin mancha del pecado original.
La Virgen María es la Madre de Dios porque dio a luz a Jesucristo su Hijo, verdadero Dios y verdadero Hombre, concebido por obra y gracia del Espíritu Santo.
Si la Santísima Virgen es Madre nuestra porque siendo hermanos de Jesús, sumos también hijos de María.
Queremos decir que por el poder de Dios, María al terminar su vida terrestre, fue llevada en cuerpo y alma a la gloria eterna y coronada como Reina de cielos y tierra.
Si, es un artículo de Fe porque fue solemnemente definida por la autoridad infalible de la Iglesia Católica.